Un valor de empresa

Con las nuevas tecnologías, el mundo de la formación, en especial aquélla dirigida a los directivos de las empresas, ha experimentado un cambio espectacular. Todas las empresas están ya obligadas no sólo a dar formación, sino que ésta sea de calidad. Entre otras razones porque la transmisión del conocimiento se ha convertido ya en un activo más dentro de la estrategia competitiva de cada empresa. La formación y el conocimiento son una nueva materia prima, un valor propio de la empresa. Cada vez debemos formarnos más pero tenemos menos tiempo, por lo que la formación presencial tradicional e incluso algunos métodos aplicados a distancia no son suficientes. Las empresas son conscientes de ello y, paulatinamente, han apostado por un tipo de formación de calidad no presencial: el e-learning, una respuesta adecuada a las necesidades en formación de la carrera profesional de las personas. Es una herramienta eficiente y capaz de hacer frente a las grandes necesidades formativas a través de modelos de autoaprendizaje y autogestión. Un método que no es excluyente del tradicional y que obtiene sus mejores resultados en formatos mixtos de blended learning. Un 30% de formación presencial, un 40% de formación virtual en el puesto de trabajo y el 30% en las comunidades de práctica. El e-learning se puede presentar de muchas formas. Un curso píldora de cinco minutos destinado a un grupo de comerciales. Un curso juego para mejorar el servicio de atención al cliente de una empresa de servicios. Programas universitarios de varios años acreditados en formato tipo MBA adaptados a la actividad de una empresa y que después tienen acreditación universitaria, etcétera. Si los formatos son diversos, también lo son las plataformas tecnológicas virtuales desde las que se aplica. Sobre las plataformas se implementan las comunidades virtuales de aprendizaje y afinidad, se construyen entornos virtuales de formación y capacitación, y se estructuran los procesos de gestión del conocimiento vía Internet-intranet. Además de los programas acreditados antes citados, existen cursos sectoriales y de habilidades, materiales multimedia a medida, escuelas virtuales de ventas y comunidades de prácticas. Estas últimas merecen una mención especial porque ejemplifican el espíritu de formación horizontal del e-learning. Una comunidad de prácticas es un grupo de personas que comparten una práctica común, unos retos y unas problemáticas. Se trata de una comunidad on line con contenidos y servicios diseñados a la medida de las necesidades de los destinatarios y también a los objetivos planteados por la empresa y que se cimenta en tres pilares: formación, información y comunicación. A éstos hay que añadir la potenciación de la interactividad fomentada por los tutores virtuales. Consecuencia directa de la interacción entre los integrantes es la detección y generación de un nuevo conocimiento que es susceptible de ser transferido a la propia comunidad, o bien al resto de la organización, siempre en pro de la creación de valor para ésta. En nuestro país, el e-learning crece anualmente en cifras que superan el 20%, y sólo en 2006 ya tuvo un volumen cercano a los 50 millones de euros, un 12% del total dedicado a formación por las empresas. Las previsiones son positivas. El sector prevé que para 2011 la partida del presupuesto de formación destinado a e-learning por las empresas españolas será del 35% del total, el doble que en la actualidad. No en vano permite la reducción de costes, elimina las barreras espaciales y permite la flexibilidad temporal. Nos encontramos, pues, ante una nueva herramienta formativa consecuencia de los nuevos tiempos y que será una aplicación fundamental para el crecimiento y competitividad de las empresas. La formación ya es un valor estratégico para las empresas.